El musical

El Musical

No hay un género cinematográfico que vaya más ligado al cine sonoro que este que veremos a continuación. Si bien el resto de géneros no requirieron para su desarrollo que el séptimo arte ofreciera la posibilidad de sincronía entre vídeo y audio, el musical no hubiera sido posible sin este. Tanto es así, que la elección para el estreno comercial de esta moderna versión sonora se hacía con un film  musical, "El cantor de jazz" ("The jazz singer"). Film dirigido por Alan Crosland en 1927, protagonizado por el actor y cantante Al Jolson y versión cinematográfica de la homónima obra de Broadway. Algo que, como veremos a continuación, será muy usual a lo largo de la historia cinematográfica de este nuevo género.


Tras este, vendrá una carrera imparable de obras para un género que, aunque ha sufrido grandes altibajos desde que viera la luz tras este primer largometraje de Alan Crosland, ha contado con verdaderos momentos de esplendor.
Aunque el musical no se encuentre entre uno de mis géneros favoritos, he de reconocer que en sus filmes hay verdaderas joyas musicales, temas que forman parte de la historia del cine y que ocupan un papel muy importante en la banda sonora de este servidor.

Como ya hemos visto anteriormente, el musical cinematográfico surge en unos convulsos Estados Unidos de finales de los años veinte, en lo que sería un logrado intento de llevar al cine aquellos grandes montajes musicales de Broadway, a los que se sumarán los menos sofisticados, pero no por ello menos demandados, espectáculos de variedades. 
Tan buena acogida tendría por parte del gran público que daría pié, a que, a partir de este momento, surjan innumerables filmes que juguen un papel muy destacado en la lucha por hacerse con las taquillas, entablando una dura pugna con otos géneros ya asentados. 
Esto dará pié a que otras naciones en liza prueben fortuna con este melódico género, logrando en algunas ocasiones brillantes resultados. Entre los más destacados nos encontramos a las francesas "Bajo los techos de París" o "El millón", ambas surgidas de la mano de René Clair entre 1930-1931. U otras como la germana: "La comedia de la vida" filmada por Georg Wilhelm Pabst en 1931.

Pero, lógicamente, era la poderosa industria USA la que se llevaba la palma en todo esto, con una potente factoría dedica a producir tal cantidad de ellas que, difícilmente, otra nación podría hacerle sombra. Es por ello, que desde este primer momento nazcan obras con grandes maestros a la cabeza, como el "Aleluya" de King Vidor en 1929, varias del gran Ernst Lubitsch:"Montecarlo" (1930), "Una hora contigo" (1932) o "La viuda alegre" (1934), o aquellas realizadas por Mark Sandrich para el lucimiento de la bailonga pareja formada por Fred Astaire y Ginger Rogers: "Sombrero de copa" (1935) o "Ritmo loco" (1937).

Acompañando al señor Astaire, personaje que a muy pocos les será un desconocido, habrá otros que logren la inmortalidad tras aquellos primeros años dorados del musical cinematográfico. 
Así, por un lado tenemos, encabezado por el visionario productor y animador Walt Disney, las cintas producidas por este gran melómano.
Ya que este innovador animador/productor logra dar tanto en sus obras cortas como en aquellos posteriores largos un papel protagonista a la música de sus creaciones. 
Así de su longeva factoría surgirán obras de la talla de: "Mickey Mouse: El botero Willie", a la que pertenece las imágenes con la que abren en los últimos tiempos las nuevas producciones de la Disney y obra que se vanagloria de ser el primer trabajo de animación con sonido sincronizado de la historia del cine. Pero a la factoría también pertenecen otras obras menos reconocidas como el macabro "El baile de los esqueletos" (1929). O ya en la década de los 30, la intemporal "Blancanieves y los siete enanitos" (David Hand, 1937), de la que pocos pueden decir no conocer su incombustible "Ay ho".
Algo similar ocurre con los filmes de unos familiares muy particulares, los Hermanos Marx. Películas en donde la genialidad de estos grandes cómicos ha logrado conservar toda la frescura con el paso del tiempo.
Los Marx fueron pioneros a la hora de llevar el vodevil al cine. Así sus filmes se convirtieron en toda una función de variedades, en donde la música adquiría un papel tan importante como el de sus análogos espectáculos teatrales cómicos.
De estos primeros momentos surgen obras como la de 1929, "Los cuatro cocos" (Joseph Santley y Robert Florey) o "Plumas de caballo" (Norman Z. McLeod, 1932), ambas, adaptaciones cinematográficas de los montajes teatrales de estos geniales cómicos. 
Más adelante, aunque mantendrían en sus filmes muchas de sus características interpretaciones musicales, estas irían perdiendo protagonismo en favor de sus gags cómicos.

Con un género que se afianza en pos de conocer tres décadas de máximo esplendor, nos vamos encontrando con algunos de los musicales que han ido marcando la historia del cine. Así es como el final de los productivos años 30 darán paso a uno de los periodos más brillantes del musical. 
Pero pero los 30 no querían abandonar el calendario de cualquier manera, así nos dejaba antes de desaparecer con uno de esos musicales que han logrado hacerse con un hueco muy importante en la historia del cine, convirtiéndose en todo un icono del género: "El mago de Oz" (Victor Fleming, 1939). 


Ya con el cine sonoro totalmente asentado, nos encontramos con esta joya de un joven Tecnicolor, quien con sus característicos colores saturados acompañaron a la joven Dorothy (Judy Garland) y su inseparable Cairn Terrier por aquella senda de intenso ocre que conducía a Ciudad Esmeralda. 
En el plano musical destacaron varios temas, entre los que tenemos el tan conocido y Oscarizado: "Over the Rainbow". Canción compuesta por  Harold Arlen y letra de Yip Harburg que era entonada por la propia Garland. Un tema que pasó de estar a punto de ser suprimido del film, a ser considerado como una de las canciones más representativas del cine norteamericano.
Como curiosidad, decir que, a pesar de contar con 6 nominaciones al Oscar, sólo se alzaría con la preciada estatuilla en sus categorías musicales: Mejor banda sonora y Mejor canción.

Una vez dentro de la nueva década, la de los 40, no tardamos en apreciar que esta no va a racanear en grandes obras. Así, en 1940, la factoría Disney nos vuelve a sorprender con otro de sus grandes clásicos: "Pinocho" (Ben Sharpsteen y Hamilton Luske). Obra, que al igual que la anteriormente vista, lograba el Oscar a mejor canción y banda sonora. Score impregnado del maravilloso y mágico mundo de colores Disney y en el que podremos disfrutar de la fantástica canción "When You Wish Upon a Star". Tema por el que Leigh Harline y Ned Washington lograban el Oscar a mejor canción, y lograban sumar su segundo Oscar al compartido con Paul J. Smith por la banda sonora de este mismo film.

Pero si hay una película que sea un verdadero homenaje a los grandes clásicos de la música sinfónica, esta es sin duda la que realizara Disney este mismo año de 1940: "Fantasía". 

Para ella, el gran melómano de nombre Walt, en un intento de rescatar del ostracismo en el que parecía estar cayendo su bondadoso roedor protagonista Mikey, en pos de su más directo rival, el malcarado Donald, crea el fantático corto sin diálogos: "El aprendiz de brujo". 
Basado en el poema de Goethe: "Baladas Der Zauberlehrling", sólo contaría con la música de  Paul Dukas, “L'sorcier apprenti” (1897). 
Y para terminar de bordar el corto, contacta con el prestigioso director de orquesta, Leopold Stokowski, quien se presta de manera altruista para dirigir la orquesta, además de reunir un considerable número de músicos que compondrán la formación. Ante esta muestra de generosidad, Walt Disney, que de tonto no tenía un pelo, aprovecha la buena disponibilidad del maestro Stokoswki, para crear su particular homenaje sinfónico: "Fantasía". Largo en el que se incluirá el ya mencionado "El aprendiz de brujo" y al que acompañarán: "Tocata y fuga en re menor" de Bach, "El cascanueces" de Tchaïkovski, "La consagración de la primavera" de Igor Stravinski, la "Sexta sinfonía" de Beethoven, "Un anoche en monte pelado" de Modest Mussorgski, el "Ave María" de Franz Schubert y la alegre "Danza de las horas", pieza tomada de la ópera "La Gioconda" de Amilcare Ponchielli.
Aunque es cierto que la película no logra alcanzar el éxito de sus anteriores clásicos, el tiempo irá dándole el lugar que le corresponde, llegando a nuestros días convertida en toda una obra de culto que daría lugar en su 60º aniversario, en el año 1999, a una nueva versión: "Fantasia 2000". 
Película en la que volvemos a tener a su ya popular "El aprendiz de brujo", acompañado por nuevas obras de grandes clásicos como Beethoven, Stravinski,  Shostakóvich, más algunas nuevas obras contemporáneas como la estupenda "Rhapsody in Blue" de  George Gershwin.

Aunque la década de los 40 mantiene en candelero a algunos viejos conocidos como los perennes hermanos Marx, quienes continúan en su línea vodevilesca incluyendo actuaciones musicales en sus famosos filmes, entre los que destacan obras como: "Los hermanos Marx en el Oeste" (Edward Buzzell, 1940). A ellos se les irán sumando otros nuevos fenómenos como el polifacético Danny Kaye, quien mantendrá como los anteriores la estructura cómica en sus musicales, alcanzando una gran popularidad tanto en la década de los 40, como en la de los 50.

Pero sin lugar a dudas, es Vicente Minnelli quien en 1944 vuelve a dar un nuevo rumbo al concepto de musical cuando en el film "Cita en San Luis" se saca de la manga "El musical integrado". 
Si hasta el momento el musical había consistido en adaptar las diferentes fórmulas teatrales al cine, aunando a esta las nuevas opciones tecnológicas que este permitía. Minnelli, rehuyendo a cambios tecnológicos, realiza una modificación estructural en el concepto del musical e inserta la melodía en los diálogos, algo que visto desde la perspectiva de nuestros días parece como si siempre hubiera sido así... no lo fue.
A partir de este momento, el musical cambia, y deja de ser una sucesión de canciones o bailes que acompañaban a la trama para ser parte del mismo.

Con una producción de musicales en alza, la década de los 40 nos deja tal cantidad de películas que sería imposible hacer un resumen sin dejar muchas de ellas en el tintero.
Pero si tenemos que resaltar algo en esta década, sería la aparición en escena de un bailarín que a todos se nos viene a la cabeza cuando escuchamos el término "musical cinematográfico", Gene Kelly.
Este personaje que comienza a tomar protagonismo en la década de los 40 trabajando en varias obras que le van granjeando una gran reputación como actor, bailarín y coreógrafo. Lo veremos, entre otras, acompañando a otro de los grandes del momento, Frank Sinatra, en "Un día en Nueva York" (Stanley Donen y Gene Kelly, 1949). Film que se hacia con el Oscar a mejor banda sonora, gracias al trabajo de Roger Edens, Lennie Hayton y, sobretodo, por la fenomenal composición de Leonard Bernstein, quien escribe una estupenda melodía que nos recuerda a esas de corte jazzístico-sinfónicas del gran maestro George Gershwin.

Y de esta manera llegamos a los años 50, años en los que continuaremos teniendo un volumen importante de musicales y en el que brilla sobre el resto la figura del polifacético Gene Kelly.
A él, entre otras, le debemos los excelentes resultados de filmes como "Un americano en París" (Vicente Minnelli, 1951). Obra en la que, si ya en "Un día en Nueva York" Leonard Berstein sacaba buen provecho al reproducir melodías de corte Gershwin, en esta, es el propio Gershwin quien nos deleitará componiendo la banda sonora. Y si en 1949 sus seguidores se hacían con el Oscar a mejor banda sonora, el maestro, en una gran muestra de talento, lograba hacerse con el señor del mandoble para hacerlo formar parte de la decoración de alguna de sus vitrinas. Y, es que, realmente la partitura se lo merecía, ya que Gershwin crea una banda sonora de gran belleza, una de esas obras que han logrado trascender al tiempo y han pasado a formar parte de los anales de la historia del séptimo arte.

Aunque si alguien nos habla de musical de la época dorada, la primera obra que se nos vendrá a la cabeza será otra: "Cantando bajo la lluvia". Película de 1952, en la que nuevamente el dúo Donen-Kelly dirigen, realizan la coreografía y, en el caso de Kelly, actúa.
Mucho se ha hablado de esta película, por lo que poco más podré decir yo que no se haya dicho antes.
Curiosamente, esta cinta que se ha convertido en todo un icono del musical hollywoodense, sólo conseguía hacerse con el Globo de Oro a mejor actor por la interpretación de Donald O'Connor. Mientras tanto, la banda sonora compuesta por Nacio Herb Brown y Arthur Freed se tenía que conformar, sólo, con la nominación al Oscar. Cuando, por el contrario, la melodía que acompañaba a la escena que daba nombre a la película, se convertía en todo un referente del musical del Séptimo Arte: "Singin' in the Rain".

Pero no todo en el fastuoso mundo del musical iba a ser obra del Sr. Kelly. De hecho había quien se resistía a perder parte del protagonismo adquirido décadas atrás y lograba encontrar una rendija entre tanto brillo del bailarín del paraguas y, aunque con un cuerpo no tan joven pero igual de esbelto que en su juventud, lograba volver a mostrarnos sus grandes habilidades para un género donde se requiere de tanta entrega física. Así en 1953, volvíamos a tener al longilíneo Fred Astaire en un nuevo film de Vincente Minnelli: "Melodías de Broadway 1955". Película al que pertenece el tema compuesto por Howard Dietz y Arthur Schwartz y que se lograba convertirse en otro de los clásicos del cine: "That's Entertainment!".

Los 50 nos dejaba con otro de esos musicales puros. Film colorista cargado de bailes y canciones que hicieron las delicias de aquellos aficionados a los musicales de aquellos años y que, pese a un guion algo desfasado, se ha mantenido aceptáblemente con el paso del tiempo: "Siete novias para siete hermanos". De nuevo, Stanley Donen lograba en aquel año de 1954 dar muestra de cuan entretenido podía llegar a ser un musical, imprimiendo un gran ritmo a una historia que, hoy en día, no pasaría la censura de género.

Así, la década de los cincuenta volvía a ser muy productiva en un género que todavía estaba lejos de vivir sus peores momentos. De esta manera, se irán sucediendo filmes en los que podremos ver actuar a consagradas estrellas del celuloide junto a nuevas incorporaciones. Algunos de ellos en los que veremos como para poder hacer coexistir a ambas generaciones se darán situaciones tan esperpénticas como la del film de Stanley Donen "Una cara con ángel" (1957), en la que una aniñada Audrey Hepburn acababa en los brazos de un cuasi sesentón Fred Astaire.

Los 60 será una de las últimas décadas donde el protagonismo de los musicales se mantenga intacto. En ella aún veremos brillar algunas de las longevas estrellas de antaño, como el inagotable Fred Astaire,  junto a otros consagrados intérpretes como Gene Kelly, Audrey Hepburn,... 
Pero también será una década en la que brillarán con nombre propio nuevas incorporaciones. En esta ocasión, con dos féminas como adalides: Julie Andrews y Barbra Streisand.

Aunque en el primer film que veremos no nos encontramos con ninguna de ellas. Si no con esta representativa película de principios de los 60 que se convertirá en todo un fenómeno de masas y logrará alzarse con 10 Oscar y 3 Globos de Oro (en ambos con el galardón a mejor película), entre otros de los importantes premios que conseguía. 

Me refiero al film: "West Side Story" (Robert Wise y Jerome Robbins, 1961). En esta innovadora y algo sobrevalorada adaptación del clásico de William Shakespeare "Romeo y Julieta", los directores consiguen crear una película donde la banda sonora del gran Leonard Bernstein brillaría con protagonismo propio. Lástima que el Oscar a mejor banda sonora (musical), fuera a caer en manos de sus arreglistas y orquestadores:  Saul Chaplin, John Green, Sid Ramin e Irwin Kostal, mientras Bernstein se quedaba sin el merecido reconocimiento, ya que él realmente lo que había firmado era la partitura del musical que se estrenaba en Broadway en 1957 y sobre la que los galardonados realizaron los respectivos arreglos.
Si el film, aun siendo todo un espectáculo, pienso, estuvo algo sobrevalorado, la gran culpable pudo ser su fenomenal banda sonora (y por supuesto, su gran puesta en escena). Score en el que aparecen temas tan reconocidos como el alegre "America" o el romántico "María".

El año de 1964 nos dejaría unos meses para el recuerdo, ya que a la afamada "My Fair Lady" de George Cukor. Filme que contaría con las fantásticas interpretaciones de la delicada Adrey Hepburn y del británico Rex Harrison, quien en una memorable interpretación del obstinado profesor de fonética Henry Higgins (el Pigmalión de la obra de George Bernard Shaw), lograba hacerse con el Oscar y el Gobo de Oro a mejor actor. 
La composición, a cargo de André Previn, obtenía el Oscar a mejor banda sonora adaptada, ya que la banda original corría a cargo de Frederick Loewe, quien había puesto melodía al exitoso musical teatral estrenado en 1956.

Curiosamente, la actriz que había sido rechazada para el papel que finalmente interpretaría Hepburn (aquella que era la encargada del papel protagonista femenino en la obra teatral), era contratada por la Disney para interpretar uno de los personajes femeninos más representativos de la historia del Séptimo Arte: "Mary Poppins" (Robert Stevenson, 1964). Y de esta manera, una joven debutante en la gran pantalla, Julie Andrewsencandilaba al público y lograba hacerse con el Oscar y Globo de Oro a mejor actriz con su papel de singular institutriz.
Pero si el film de Stevenson conseguía el éxito que le llevaba a la consideración de obra de culto, esto era en gran parte culpa a la banda sonora a cargo de los reputados hermanos Sherman (Richard y Robert), autores que volveremos a ver más adelante, ya que lograrían componer alguna que otra melodía muy destacada. Con esta, se hacían con el Oscar a mejor banda sonora y a mejor canción por el popular: "Chim Chim Cher-ee", tema que era interpretado por el actor que acompañaba a la cantarina Julie Andrews, el cómico Dick van Dyke.

Tras el gran éxito alcanzado por la actriz, en un periodo donde el musical aún gozaba de una muy buena reputación. Un año más tarde volvemos a encontrarnos con la señorita Andrews metida en el pellejo de otra vital institutriz, sólo que en esta ocasión sin cualidades mágicas: "Sonrisas y lágrimas" (Robert Wise, 1965). Si en la anterior película Andrews tenía que ganarse la confianza a base de gorgoritos de dos tiernos infantes, en esta ocasión no se lo pondrán nada fácil y los trinos de la vital Andrews tendrán que embaucar a siete tiernas criaturas y a su férreo progenitor, el capitán von Trapp (Christopher Plummer).

Y si con "Mary Poppinsla timbrada voz de la joven Andrews lograba hacer muy populares sus melodías, en "Sonrisas y lágrimas" no sería menos. Y, aunque las canciones ya eran conocidas por aquellos que hubiesen asistido al teatro para ver la obra estrenada en 1959. Las melodías de Richard Rodgers y Oscar Hammerstein II, pasarían a tener una mayor repercusión tras el estreno de la cinta de Wise en 1965. 
De esta manera, temas como el "Do-Re-Mi" pasaban a convertirse en todo un clásico del musical estadounidense.

Retornando al año de 1964, nos encontramos con un musical francés que tras unos muy buenos resultados presenta la curiosidad de ser nominado durante dos años consecutivos a los Oscar: "Los paraguas de Cherburgo" (Jacques Demy, 1964). En el primer año, en 1964, a mejor película de habla no inglesa. Y en 1965, lo hará en las tres categorías musicales: banda sonora original, adaptada y mejor canción: "I Will Wait for You" (Michel Legrand), más una cuarta nominación a guión original. Curiosa incursión de un musical no anglosajón que conseguía hacerse un hueco en el mercado cinematográfico internacional.

El segundo lustro de los sesenta aunque nos deja un buen repertorio de reconocidos musicales, vamos observando como este empieza a perder bastante fuerza. 
Aún así, entre otros, tenemos los filmes que nos deja un conocido grupo británico haciendo sus pinitos en la gran pantalla. 
No es que esto fuera una fórmula innovadora, ya habíamos visto anteriormente como estrellas de la música aprovechaban su popularidad para hacer ganar unos buenos cuartos a las productoras que apostaban por ellos. Así, fueron pasando algunos de los nombres más populares de diferentes épocas como Frank Sinatra, Bing Crosby o el rey de los golpes de cadera, Elvis Presley. A estos se les unirán en 1964 el popular grupo británico con nombre de coleóptero: The Beatles. Primero con el documental de Richard Lester "Qué noche la de aquel día" (1964), posteriormente "Help!" (también de Lester, 1965) y algo más tarde llegaría la fantástica, innovadora y psicodélica cinta de animación: "Yellow Submarine" (George Dunning, 1968).

Para la película sobre la que hablaré a continuación sólo tengo alabanzas. Si la Disney ya nos había demostrado en anteriores ocasiones sus grandes dotes a la hora de musicalizar sus cintas de animación, en esta ocasión se sale y lo hace en todos los aspectos. Ya que a la maestría de los dibujantes, en un tiempo en el que el diseño digital pertenecía al mundo de la ciencia ficción, hay que sumar la gran adaptación hecha del clásico de Rudyard Kipling, y por supuesto, las estupendas canciones de unos hermanos que vuelven a brillar con nombre propio, los Sherman (esos que vimos en Mary Poppins).
Pues sí, ya que el clásico de 1967, "El libro de la selva" (Wolfgang Reitherman), es acompañado por algunas de las canciones más divertidas que se han compuesto para la factoría Disney a lo largo de su dilatada trayectoria.
Banda sonora en la que destacan melodías como la nominada al Oscar: "The Bare Necessities", compuesta por Terry Gilkyson (la única de las canciones que no compondrían los Sherman y que era rescatada por estos para una versión anterior de la Disney que nunca llegaría a ver la luz). El espectacular sonido jazzístico del swing del Rey Louie: "I've Wanna Be Like You". O la alegre marcha con la que desfilaban los paquidermos encabezados por el coronel Hathi: "Colonel Hathi's march".

Y antes de finalizar la década de los sesenta, está nos tendría preparada alguna que otra sorpresa. Así, el mismo año que debutaba la estrella que ocupará nuestra atención a continuación, en las isla británicas se filmaba un musical que tendría una gran repercusión: "Oliver!" (Carol Reed, 1968). Con una banda sonora compuesta por Lionel Bart para su versión teatral y arreglada por Johnny Green para la versión cinematográfica. Esta adaptación de la célebre novela de Dickens, "Oliver Twist", lograba hacerse, entre otros, con el Oscar y Globo de Oro a mejor película en 1968. Oscar que también conseguía Green por su adaptación (a Mejor banda sonora adaptada) y en el que destacan temas como el popular: "Consider Yourself".

Y ahora pasemos a la nueva estrella en ciernes, Barbra Streisand. En un periodo en el que el musical comienza a padecer cierto aletargamiento y en donde pocos filmes del género lograrán tener cierta trascendencia, pocas serán las estrellas que conseguirán hacerse un nombre en este género.
No es el caso de esta mujer, quien logra aprovechar sus dotes interpretativas musicales para sacar tajada en estos duros días del musical. Y así, con un desarrollado sentido del humor, lograba hacerse, primero en el musical y luego en otros géneros, un hueco en la meca del cine. 
Si anteriormente veíamos como Julie Andrews debutaba y se hacía con el Oscar a mejor interprete femenina. Streisand, con su poderosa voz, lograba similar resultado en "Funny Girl" (William Wyler, 1968).
Pero si en 1968 la gloria recaía en la actriz, un año más tarde la banda sonora sería su principal protagonista. Ya que en la película del polifacético Gene Kelly, era el tema central del film el que se hacía con toda la gloría. Y gran parte de culpa la tenía la fuerza de las voces de sus interpretes, Streisand y Armstrong: "Hello, Dolly!".

Para finalizar la década de los sesenta, nada mejor que hacerlo con este singular musical, quizás a aquellos que no lo conozcan les sorprenda ver a estos duros del celuloide en estas lides: "La leyenda de la ciudad sin nombre" (Joshua Logan, 1969).


Western en clave de comedia al que pertenece el recordado tema "Wanderin star", canción donde la bronca voz de Lee Marvin daba ese toque particularmente masculino a este curioso musical. Y Film, en el que no sólo nos llamaba la atención ver al duro de Marvin cantar, ya que este era acompañado por el que fuera icono del spaghetti con su hermético rostro, Clint Eastwood. Actor que también nos sorprendía haciendo sus pinitos al entonar la oda a la bella de turno: I Still See Elisa.

En la década de los setenta continuará ese lento pero imparable distanciamiento del musical con el gran público y, por ende, una caída en picado de la producción de los mismos.
Y aunque la producción es infinitamente inferior a la de los años dorados del musical, afortunadamente para aquellos amantes del género, en estos años ocurre como con los buenos perfumes, que una pequeña cantidad acumulará mucha esencia, dando  lugar a la aparición de  algunos de los musicales más representativos del género.
Pero vayamos por parte y continuemos con nuestro repaso cronológico. Así nos encontramos a principios de los 70 con la Disney resistiéndose a abandonar ese género que tan buenos resultados le había granjeado en tiempos pasados. Así, manteniendo ese toque jazzístico con el que obtuvo tan buena acogida "El libro de la selva", creaba en 1970 la felina historia de amor entre entre unos gatos urbanos de diferente estrato social: "Los aristogatos" (Wolfgang Reitherman). 

La banda sonora que sería compuesta por dos de los colaboradores habituales de la factoría, George Bruns y Terry Gilkyson, contaría con algunas bellas y reconocidas canciones, como el tema de inicio cantado por Maurice Chevalier "Les Aristochats" u otras menos conocidas pero igualmente interesantes como la animada pieza jazzística "Tout le monde veut devenir un cat".


Un año más tarde el público infantil volvía a estar de suerte, ya que se llevaba al cine por primera vez la novela de Roald Dahl "Charlie y la fábrica de chocolate", en esta ocasión con el título: "Willy Wonka and the Chocolate Factory" y en España: "Un mundo de fantasía" (Mel Stuart, 1971). Así, pudimos ver por vez primera cantar a los Oompa Loompa, algo que años más tarde volvería a hacer posible Tim Burton y su inseparable Danny Elfman (en 2005).
Con unas aceptables canciones compuestas por Leslie Bricusse y Anthony Newley, conseguían más que de sobra cumplir con el cometido encomendado. Llegando a ser nominada al Oscar como mejor banda sonora o canción adaptada, una adaptación que era realizada por Walter Scharf. 
Finalmente, esta tendría que conformarse con la nominación, ya que el premio recaía en un despuntante John Williams, autor que se hacía con su primera figurilla gracias a la adaptación de las melodías que Jerry Bock y Sheldon Harnick hicieran para el musical de Broadway: "El violinista en el tejado" y que Norman Jewinson adapta en su versión cinematográfica en 1971.
Película a la que pertenecen temas tan conocidos como el vigoroso "If I Were A Rich Man".

Pero si hay un film que destaque en estos principios de los 70, este es sin dudas la obra maestra de Bob Fosse: "Cabaret" (1972).


Nuevamente nos encontramos ante otra adaptación cinematográfica de una obra de Broadway, la que en 1966 llevaban a los escenarios John Kander y Fred Ebb para convertirla en todo un éxito de crítica y público.
Con las buenas referencias de su antecesora, Bob Fosse se hace cargo del proyecto y realiza la adaptación cinematográfica que pasaría a la posteridad consagrada como uno de los mejores musicales de la historia del cine. Film que lograba hacerse con 8 Oscar, 3 Globos de Oro, un BAFTA, entre otros. Siendo sólo superado por musicales como "West Side Story" (con 10 Oscar) o "Gigi" (con 9 Oscar).
Lógicamente, tratándose de un musical, el peso de gran parte del film recaería en sus temas musicales, los cuales serían magistralmente interpretados por una actriz cuya vinculación con el género le venía desde muy pequeña. Su madre... Judy Garland. Su padre... Vicente Minnelli. Y el fruto de ambos, Liza Minnelli. Esta joven actriz lograba hacerse con el Oscar, Globo de Oro y BAFTA a mejor interpretación femenina por su papel de la alocada Sally Bowles.
El film que cuenta con un conjunto de grandes canciones, nos dejaba temas tan recodados como: "Money, Money", "Willkommen", "Cabaret" o una de mis preferidas "Tomorrow belongs to me", poderoso himno que servía al film para ubicarlo en su contexto histórico.

Tras esta vendrían otras como el "Jesucristo Superstar" que Norman Jewison realizaba en 1973. Otra vez adaptando un exitoso musical de Broadway, al son de una banda sonora muy rockera, nos iría desgranando la vida de Jesús de Nazaret como si de una superestrella de rock se tratase. 
Banda sonora que al contar con temas tan animados y pegadizos como: "Superstar", hizo que tuviera un gran éxito en la época.

Tras estas llegan otros musicales en los que se van imponiendo un estilo hortera o macarra, quedando ya muy lejanos los glamurosos vestidos de noche y sombreros de copa, o aquellas recatadas vestimentas pos victorianas. Y así el musical se convierte en un género reivindicativo de las nuevas corrientes musicales y cinematográficas. Algo que no ayuda al género, pero que sirve para que muchas de sus obras se conviertan en películas de culto. Una de estas es "The Rocky Horror Picture Show" (Jim Sharman, 1975). Extravagante comedia negra que unifica en un sólo film todos aquellos géneros que irán tomando un mayor protagonismo a partir de estas fechas, el gore de las futuras Viernes 13 o las comedias juveniles de las Porky's, todas ellas dirigidas a un público joven y aderezadas con un alto contenido sexual.

De esta manera, con mayor o menor éxito, se irán sucediendo algunos musicales de este final de década. Filmes de éxito como aquel en el que nos encontramos al macarra Tony Manero realizar sus atléticos pasos de baile al son de la música disco de los Bee Gees: "Fiebre del sábado noche" (John Badham, 1977). 
Año en el que también nos encontramos con un musical de estética muy alejada de estas nuevas tendencias. Film con el que Martin Scorsese intentaba repetir el éxito conseguido un año antes gracias a la soberbia "Taxi Driver", pero que no tendría muy buena acogida por parte del público, que prefería los amanerados movimientos de Travolta a la sobria actuación de De Niro. Hecho que convirtió la arriesgada incursión del director en el género musical, en un sonado fracaso de taquilla.
Curiosamente, la canción compuesta por John Kander y Fred Ebb que interpretaba la actriz protagonista, Liza Minnelli, y daba título al film, se convertía en todo un éxito. Éxito que alcanzaba limites insospechados cuando en 1980 Frank Sinatra la incluía en su álbum "Trilogy: Past Present Future", "New York, New York" (Martin Scorsese, 1977).

Con John Travolta convertido en el icono del musical macarra, nos volvemos a encontrar un año más tarde en la simpática "Grease" (Randal Kleiser, 1978), en esta ocasión, acompañado de la bella Olivia Newton-John. Pareja que lograba hacerse muy popular tras el estreno de un film que dejaría algunas melodías muy exitosas gracias al buen hacer de sus tres compositores: John Farrar, Barry Gibb (uno de los componentes de los Bee Gees) y Louis St. Louis. Autores que nos dejaron canciones como: "Summer Nights" o "You're The One That I Want". Sin embargo, sería la romántica canción de John Farrar interpretada por Olivia Newton-John "Hopelessly Devoted To You" la que optaría al Oscar.

Y para finalizar la década de los 7o, dos filmes que tuvieron cierta trascendencia y unas muy buenas bandas sonoras. Por un lado el film antibelicista "Hair" (Milos Forman, 1979). Nueva adaptación de una obra teatral de Broadway que contiene entre otros el genial tema "Aquarius", melodía rescatada en los últimos años por una conocida bebida isotónica para publicitarse.
O el film autibiográfico de Bob Fosse "All That Jazz" (1979), en el que se incluyen algunos de los temas más representativos del musical de todos los tiempos como: "there's no business like show business", popular tema de Ethel Merman que formaba parte del musical de 1954 "Luces de candilejas" (Walter Lang) o el "On Broadway" de George Benson.

Los años 80 serán aquellos que demuestren que el musical ha caído definitivamente en desgracia. En esta década, ni son muchas los musicales que se producen, ni la calidad de los mismos es muy destacable. 
Así, son contadas las ocasiones en los que algún film del género logra hacerse con el reconocimiento del público. Entre los más destacados tenemos la irreverente "Granujas a todo ritmo" de John Landis en 1980. La cual contó con una formidable banda sonora a cargo de reputados interpretes de rhythm & blues y soul como:  James Brown, Cab Calloway, Aretha Franklin, Ray Charles o John Lee Hooker. Además de las actuaciones de los protagonistas John Belushi y Dan Aykroyd o lo que es lo mismo... los Blues Brothers.


También nos encontraremos con el largo videoclip en formato cinematográfico de los Pink Floid: "El muro" (Alan Parker, 1982). 
O la simpática comedia de Blake Edwards de este mismo año: "¿Victor o Victoria?". Film que contaría con la banda sonora del genial Henry Mancini y una de esas estrellas que brillaron en tiempos mejores, Julie Andrews. Comedia que intentó recuperar el estilo de aquellos musicales de antaño y que consigue con la vieja fórmula volver a poner en la palestra el musical clásico, logrando hacerse con el Oscar a mejor banda sonora adaptada de sus siete nominaciones, el Globo de Oro a mejor actriz (Jilie Andrews) de otras cinco nominaciones y algún que otro premio de cierta consideración.
Y no podía dejar de mencionar la versión que John Huston hacía del clásico teatral: "Annie" (1982). Montaje teatral que se estrenaba en 1977 y que Huston llevaba a las pantallas en 1982 para popularizar el tema "Tomorrow". 
Película con desigual fortuna ya que obtenía más nominaciones negativas que positivas, 5 Razzies contra un Oscar y tres Globos de Oro. Y donde, desafortunadamente, se hacía con el indeseado premio a peor actriz secundaria la joven actriz protagonista de 11 años, Aileen Quinn (algo que nunca debería haber ocurrido, no porque no se lo mereciera, sino por ser un castigo demasiado duro para una menor).

Un año más tarde tenemos a la propia Streisand al rescate con "Yentl". Film en el que la actriz se embarca en la dura tarea de dirigir, escribir el guión e interpretar el papel protagonista. Con no muy mal resultado. Ya que obtenía el Globo de Oro a mejor directora y mejor película. 
Mientras que la banda sonora compuesta por Michel Legrand, Alan Bergman y Marilyn Bergman presentaba ciertos datos contradictorios. Ya que, al mismo tiempo que conseguía hacerse con el Oscar a mejor banda sonora adaptada, también lo hacía con el Razzie a peor banda sonora. Bueno... sólo puedo recomendar que vean el film para que juzguen por vosotros mismos quién llevaba razón.

En 1985 es el británico Richard Attenborough el que se lanza al charco con desigual fortuna. Si bien el film no obtiene muy buenos resultados en una fecha en la que todo lo que olía a musical echaba para atrás. Sí podemos decir, que Attemborough consigue con su film captar la esencia de los clásicos musicales de Broadway, dotándolo del glamour de las producciones de los tiempos dorados. Film en el que contribuye sobremanera (como era de esperar) su sofisticada banda sonora, muy a juego con el estilo del film: "A Chorus Line".

Entrando en un círculo vicioso, casi una década después de que una pareja formada por un macarra y una mojigata triunfaran en gran parte del planeta con "Grease" (1978), vuelve a repetirse la misma historia en 1987; cuando un nuevo y bailongo macarra, Johnny Castle (Patrick Swayze), transforma a la insulsa adolescente, Baby Houseman (Jennifer Grey), en la estrella del espectáculo. Todo ello, a base de sensuales coreografías realizadas al son de estimulantes melodías: "Dirty Dancing" (Emile Ardolino, 1987). Película que ganaría el Oscar a mejor canción por su tema final "Time of my life". Canción que sería compuesta por Franke Previte, John DeNicola y Donald Markowitz.

Pero si hay alguien responsable de poner al musical en el lugar que le corresponde tras estos estos duros años, estos sin duda son el dúo formado por  el compositor Alan Menken y el letrista Howard Ashman.
Ellos desembarcan en el cine en 1986 con la adaptación que hace Frank Oz del musical off-Broadway de 1982: "La pequeña tienda de los horrores", donde el dúo realiza la banda sonora y  canciones, en ambas ocasiones (teatro y película).
Rápidamente son contratados por la Disney, que llevaban tiempo sin cosechar un gran éxito con un musical. Algo que no tarda en llegar, ya que en 1989 crean para la película de animación de John Musker y Ron Clements la banda sonora de "La sirenita", por la que obtendrían el Oscar a mejor banda sonora original (Menken) y canción "Under the Sea" (Menken-Ashman), apartado en el que habían sido también nominados por el tema "Kiss the Girl". Iniciándose de esta manera una fructífera y exitosa relación entre el dúo y la factoría (Ashman terminaría su relación en 1991 tras su fallecimiento).

La década de los 90 es, posiblemente, la peor década del género desde la aparición del cine sonoro. En ella nos encontramos poco material a destacar, salvo las películas de la Disney, que sigue apostando por la versión musical en sus cintas de animación. Y en las que Alan Menken continua manteniendo un muy alto nivel acompañando a los nuevos héroes (y sobre todo heroínas) de la factoría. Así lo veremos trabajar entre otras en: "La bella y la bestia" (1991), "Aladdin" (1992), "Pocahontas" (1995), "El Jorobado de Notre Dame" (1996) o "Hércules" (1997). Bandas sonoras por las que cosecha una buena cantidad de premios, pero en las que no me extenderé, ya que está suficientemente desarrollado en el artículo que le dedicamos al autor: Alan Menken.
Y no serán las únicas cintas de la Disney que triunfen, ya que otras en las que no interviene Menken también lograrán un gran éxito. Casos destacables son las reconocidas "Pesadilla antes de navidad" (Henry Selick, 1993), "El rey león" (Rob Minkoff y Roger Allers, 1994) o "Mulan" (Barry Cook y Tony Bancroft, 1998). Cintas en las que intervendrán reputados compositores como Danny Elfman para la primera, Hans Zimmer (contando con Elton John y Tim Rice para las canciones) en el caso de la segunda o el desaparecido Jerry Goldsmith en el caso de la tercera.

Personalmente, me llamó mucho la atención la cinta británica de Alan Parker "The commitments" (1991). Cinta en la que el director nos sumerge en el difícil mundo de los grupos musicales a la hora de hacerse un hueco en el mercado y más si se trata de hacer soul con un grupo de irlandeses blancos. Pero para esto ellos tenían una buena respuesta: "Los irlandeses son los negros de Europa. Los dublineses son los negros de Irlanda. Los de Dublín Norte son los negros de Dublín". Buen film que contó con una fenomenal banda sonora y mucho soul. Con canciones interpretadas por los propios protagonistas, como el desgarrador tema "Mustang Sally", canción de 1965 compuesta por Mack Rice.

Copiando el mismo formato tenemos a un polifacético Tom Hanks cuando en 1996 realiza: "The Wonders". Película en la que no sólo dirige, sino que muestra su lado más artístico y escribe el guion, actúa e incluso compone. Aunque a diferencia de la anterior, en esta ocasión el estilo de música adopta un tono más del pop-rock de  los Beatles.
Como en anteriores ocasiones, el film, que no obtuvo los resultados esperados, sí consigue con su banda sonora, y sobre todo con su tema principal, alcanzar el éxito que no lograba la película. Tanto es así, que llega a crear la confusión de que el falso grupo sobre el que versa la película existiera realmente. Cuando todo lo que se desarrolla en el film es una ficción sobre una supuesta banda que tuvo uno de esos grandes y solitarios éxitos durante el año de 1964. Y todo ello es culpa del maravilloso tema "That Thing You Do!" compuesto por  Adam Schlesinger en 1996, quien lograba colocar (en este año de 1996) su tema en varios de los top 40 de listas musicales, más la nominación al Oscar y Globo de Oro a mejor canción.

Poco más daría la década de los 90, salvo curiosidades como el musical de Woody Allen "Todos dicen I love you" en 1996. O, finalizando la década, el film que comentábamos anteriormente: "Fantasía 2000". Nueva versión del Fantasía de 1940 que se realiza para celebrar su 60º aniversario.

La primera década del nuevo milenio no será mucho mejor, pero vemos como poco a poco tanto productoras como el gran público empiezan a desempolvarse de esos prejuicios que le ponían contra un género que es tan antiguo como el cine sonoro y que tantos buenos momentos nos ha dado. Así, vemos como van surgiendo nuevas producciones que intentan dar un giro al concepto del musical y donde este tiende a adaptarse a los nuevos tiempos para hacerse interesante a los nuevos espectadores.
De esta manera nacen filmes como la súpercoproducción (Dinamarca-Alemania-Holanda-Italia-EEUU-Reino Unido-Francia-Suecia-Finlandia-Islandia-Noruega) de Lars Von Trier "Bailar en la oscuridad" (2001), drama del que me tuve que salir de la sala de cine, por culpa del nocivo efecto que produjo en mi cuerpo el método de filmación cámara en mano del movimiento Dogma 95. Limando asperezas, diré que el film, según me comentan fuentes fidedignas, es muy bueno (deberé creérmelo). 
Este presenta una banda sonora que tuvo una buena acogida, al ir acompañada por las canciones de una artista que contaba con una sobrada popularidad en aquellos momentos, la cantante y actriz islandesa Björk, quien además realizaba el papel protagonista en el film. Björk, recibió por ello las nominaciónes al Oscar y Globo de Oro a mejor canción por el tema "I've seen it all", además de la Palma de Oro a mejor actriz y la nominación al Globo de Oro.

Otro de los grandes éxitos del momento fue la innovadora cinta australiana "Moulin Rouge!" (Baz Luhrmann, 2001). Con una puesta en escena muy cuidada, este estético film usa versiones del mapa musical actual para dar vida a esta historia de amor en el París de 1900. En ella escuchamos versiones de canciones que popularizaron artistas como Madonna, Police, Elthon John, David Bowie, Nirvana, Queen,... Algunas cantadas por los propios protagonistas del film y otras por voces tan conocidas como la del cantante de U2 (Bono) o Christina Aguilera.
Pero pocos fueron los temas originales que formaron parte de la banda sonora, salvo el romántico "Come What May", compuesto por David Baerwald e interpretado por los protagonistas (Ewan McGregor y Nicole Kidman). Tema que entraría con fuerza en listas de éxito de algunos países y optaría al Globo de Oro a mejor canción original en 2001.


Y ahora ¡por fin! hablaremos de un producto nacional: "El otro lado de la cama" (2002). Siguiendo la estela de "Moulin Rouge!", Emilio Martínez-Lázaro realiza una comedia bastante divertida en la que podemos disfrutar de los enredos amorosos de nuestras parejas protagonistas a golpe de versiones muy conocidas del pop nacional. Así se irán sucediendo canciones como el "Echo de menos" de Kiko Veneno, el "Salta" de Tequila, "Hace calor" de Calamaro,... y veremos al niño melón.

Pero la gran mayoría tendrá en mente otro musical mucho más comercial de este mismo año: "Chicago" (Rob Marshall, 2002). Adaptación cinematográfica de la obra teatral homónima de Bob Fosse y Fred Ebb. 
Film que se hacía con el Oscar a mejor película tras largos años sin lograr alzarse un musical con un premio en esta categoría. Con ella se retoma la senda del musical clásico abandonado unas cuantas décadas atrás, y  lo hacía al más puro estilo Fosse. Aunque, creo, que si lograba tan buenos resultados, era más por un acto reivindicativo del propio Hollywood que por el film en sí, ya que nada era nada nuevo, sino una copia del gran Bob Fosse.

Estaba claro que el musical había encontrado un nuevo filón al aprovecharse de canciones de éxito e incluirlas en los films. Así, como ya veíamos anteriormente surgen "Moulin Rouge!" y "El otro lado de la cama",  y ahora, "Across the Universe" (Julie Taymor, 2007). Drama romántico que si destaca en algo es por poseer una banda sonora plagada de versiones de uno de los mejores grupos musicales de todos los tiempos, The Beatles.
Y una vez más, como ya ocurriera anteriormente,  vemos cantar a los protagonistas, sólo que en esta ocasión nos encontramos entre ellos con el mismísimo Bono (U2), quien hará su particular versión del "Lucy in the sky whith diamons" o el "I Am the Walrus".

Esta primera década daba para poco más. Tan solo mencionaré un film que continua con la senda iniciada en este comienzo del nuevo milenio: "¡Mamma Mia! La película" (Phyllida Lloyd, 2008). Película que adaptaba la versión teatral de Catherine Johnson. 


Musical que se estrenaba en Londres en 1999 y que posiblemente sea la precursora de todos estos filmes y musicales que se realizan tras esta con similar patrón, el de adaptar a un guion canciones de éxito de un grupo o artistas varios. En este caso, como en el anteriormente visto, vuelve a ser monotemático, ya que todas las canciones pertenecen a ABBA, Film en el que se insertan las canciones del grupo sueco en lo que parece ser una versión moderna del film de 1968 "Buona Sera, Mrs. Campbell" (Melvin Frank) y en el que Gina Lollobrigida es sustituida por una todoterreno Meryl Streep. Actriz a la que veremos interpretar sobradamente algunos de los temas del film como este: "Slipping Through My Fingers". 
No tan buen resultado tendrían aquellas melodías interpretadas por en ex Bond, Pierce Brosnan, a quien veremos, entre otras, intentar entonar el popular tema de la banda: "S.O.S.". Lógicamente, tan espectacular interpretación lo llevaría en volandas a la  nominación al Razzie a peor actor.

Para despedirnos de este artículo que se me ha hecho más largo de lo esperado, os dejaré con las últimas incorporaciones de un género que, en lo que va de década, parece haber experimentado un ligero resurgir.
Así comenzábamos la década con una brillante obra de la factoría Disney, "Enredados" (Nathan Greno y Byron Howard, 2010). Alegre versión de la heroica y bipolar Rapunzel, en la que Menken (junto al letrista Glenn Slater) volvía a demostrarnos sus grandes dotes para componer melodías al más puro estilo Broadway. Banda sonora con la que sería nuevamente nominado al Oscar a mejor canción por "I See the Light". Donde, además, podíamos escuchar temas tan simpáticos como el "I've Got A Dream".

Una vez más, y un año más tarde, nos encontramos con una versión cinematográfica que se realizaba de otro musical teatral, el basado en la obra de Victor Hugo: "Los miserables" (Tom Hooper, 2012). Film que cosechaba muy buenos resultados y se hacía con 3 Oscar, 3 Globos de Oro y 4 BAFTA, más varias nominaciones entre las que se encontraba la del Oscar a mejor canción "Suddenly". Tema interpretado por el actor que se metía en el papel del perseguido Jean Valjean, Hugh Jackman. Pero era otro tema el que se acabaría llevando la gloria, el que interpretaba una compungida Anne Hathaway en el papel de Fantine: "I Dreamed A Dream" o su versión más positiva "One Day More".

Y finalizaremos con el último musical de la Disney: "Frozen. El reino del hielo" (Chris Buck y Jennifer Lee, 2013). Siguiendo la estela de sus anteriores heroínas, en donde las princesas Disney dejan de depender de un príncipe azul y ser más participes de sus propios acontecimientos. Nos encontramos con esta colorista película del reino helado. En ella, tenemos como dato importante la ausencia de Alan Menken. Compositor que no sólo no se le acabará por no echar en falta, sino que llega a dar la impresión de que no se hubiera ido, ya que gracias al formidable trabajo del nuevo compositor, Christophe Beck, y sobre todo del matrimonio formado Kristen Anderson-Lopez y Robert Lopez, responsables de las canciones del film, logran con sus temas dar un alto nivel musical a un film en donde mantienen el estilo creado por el gran Menken. De esta manera lograban hacerse con el Oscar a mejor canción con el potente "Let It Go", tema que también sería nominado al Globo de Oro. En una banda sonora que presentaría otros temas interesantes como el alegre "Love is an Open Door".

Pues lamentando haber sido tan denso (aunque el tema lo requería), me despediré de vosotros... por el momento.

Un saludo.




6 comentarios:

  1. Un género con grandes títulos, sin duda. E iconos cinematográficos eternos como por ejemplo la escena de Gene Kelly con el paragüas en "Cantando bajo la lluvia".

    Un post bastante largo (que no por denso se hace aburrido) pero merecido hacia el cine musical, que no es mi género preferido, pero sí que hay algunas películas o algunas canciones que están entre mis favoritas. Puedo citar, entre otras, "El libro de la selva", maravillosa película para niños y adultos que siempre es recordada con mucho cariño, la muy conocida "Grease" que contiene la impagable voz de Olivia Newton-John, o "Hello, Dolly", película que en mis años mozos ví varias veces porque me encantó, No me agradan mucho "A Chorus Line", "Siete novias para siete hermanos", "Sonrisas y lágrimas" o "El muro" aunque, curiosamente, esta última contiene una de mis canciones favoritas, "Another brick in the wall".

    ¿Y qué decir del inigualable Fred Astaire? Por mucho que se alaben su virtuosismo como bailarín, innegable por otra parte, el mejor elogio que se le puede hacer al bueno de Fred es aquel que sus propias compañeras de baile, especialmente Ginger Rogers, comentaban de él, y es que llevaba a la chica con tanta suavidad que ellas casi ni lo notaban. Y decir tal cosa de un bailarín es decir lo máximo ... y te lo dice uno que lo ha intentado con los bailes de salón, óyeme amigo Rolando, que no es tan fácil llevar a la chica en volandas con esa ligereza y fragilidad del Astaire, si lo sabré yo ... que sí, que te lo dice uno que se pasó ocho años practicando bailes de salón con clases incluídas y hasta un concurso nacional ... ¿a que no sabías esto de mí? Te daré una pista: ¿recuerdas cuando, desde que hace años coincidimos, que a veces comentaba que ya no estaba para muchos trotes pero si me pones un cha-cha-cha igual me animo aún a dar unos pasitos? Pues eso son reminiscencias de años más jóvenes.

    Un saludo desde la santabárbara.

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  2. Como bien sabe, algo que yo mismo he comentado en este mismo post, no es este género santo de mi devoción. Eso no quiere decir que no reconozca su merecida importancia en la historia del cine, a la vez que, como melómano empedernido, entre ellas encuentre verdaderas joyas de las bandas sonoras del cine de todos los tiempos. Pero eso de que en medio de una conversación me salgan cantando o bailando, no puedo con ello. Aunque, ciertamente, con el paso del tiempo empiece encontrarle algo de gracia.

    De lo de su afición al dancing, algo me había comentado en anteriores ocasiones, lo que desconocía era el nivel al que se había movido. Al parecer era usted todo un Fred Astaire.
    Me imagino que le será de mucha utilidad a la hora de batirse con el florete en lo alto de la vela mayor.

    Bueno, pues solo espero que algunas de las melodías que he colocado le traiga algún que otro grato recuerdo de esos años bailongos de vuecencia.

    Un fuerte saludo.

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  3. Muy bello y completo. Muchas gracias.:))

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  4. Gracias a ti, Fuensanta.

    No sabes cuanto me agradan tus palabras, pero si me puedo atribuir algún mérito en lo que comentas es que sea completo, la belleza del artículo no es en absoluto mérito mio, sino de los temas de los que he hablado. Yo sólo me he limitado a hacer un "breve" repaso histórico de lo que he considerado lo mejor o más representativo de este melódico género, y ahí, gracias a vuestras palabras, sí que pienso que ha merecido la pena el esfuerzo.

    Un saludo.

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  5. Y ahora...¡tengo ganas de cantar!
    Uno que me encantó fue Porgy and Bess (Otto Preminger, 1959, también con música de Gershwin. https://youtu.be/O7-Qa92Rzbk
    Y bueno, es que me gustan tantos... desde Gene Kelly, el hombre más feliz del mundo, la Hepburn y su baile bohemio de Una cara con ángel, el tema Mariah de La leyenda de la ciudad sin nombre, Disneyyyy arriki tiki tikiiiii! y es que yo siempre he querido ser un gato jazz :D ¡¡hakuna matata amigo cinéfilo!!

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  6. Si te digo la verdad, estaba esperando que llegara alguno de esos enamorados al musical como tú para que me completaran el post. Daba por hecho que me dejaría algún tema relevante en el tintero.
    El que mencionas, "Porgy and Bess", lo tenía localizado. De hecho, no hace mucho fui a un concierto en el que se hacía un repaso al musical y cantaron el "Summertime", que posiblemente sea el tema más conocido del musical. Y, aunque como sabes no soy muy fan de los musicales, he de reconocer que es un tema maravilloso. Pero es que Gershwin es mucho Gershwin.
    Muchas gracias por tus aportes y por tus conocimientos, sabes que siempre serás muy bien recibida por aquí.
    Un saludo.

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