lunes, 7 de octubre de 2013

Erich Wolfang Korngold (Compositor)

Erich Wolfgang Korngold

Brno (República Checa) 1897, Los Ángeles (Estados Unidos) 1957.

El que fuera niño prodigio austrohúngaro que no checo, al pertenecer en aquella época su ciudad de Brno al magno imperio centroeuropeo. Y quien, contando con unos muy prometedores inicios, compondría su primera obra a la corta edad de siete años para, posteriormente, estrenar el ballet “Der Schneemann” con tan solo 11. Logra escribir su primera partitura orquestal, la “Ouverture Schauspiel” cuando apenas contaba con 14 años.
Toda esta brillante precocidad, le llevaría a obtener el merecido reconocimiento de grandes compositores de la época como Gustav Mahler, Richard Strauss y Bruno Walter.
Pero tan prometedora promesa vería truncada su fulgurante proyección, al igual que la de muchos otros jóvenes prodigios, con su llegada a la edad adulta. Y, aunque crea grandes obras, como la opera de 1920 “Die tote Stadt” (“La ciudad muerta”), que terminaría siendo su mayor éxito en la “música seria”. Los acontecimientos geopolíticos de la convulsa Europa de principios y mediados del siglo XX, junto a cambios en los gustos musicales del público, darían al traste con la trayectoria de nuestro compositor.
Afortunadamente, su estilo tardoromántico y su gusto por los leitmotivs, sí tiene cabida es en la despuntante tecnología audiovisual de principio de los años treinta, el cine sonoro. Y es en ella donde logra hacerse un hueco entre la élite musical del momento para convertirse, junto a otros grandes maestros del séptimo arte (Max Steiner, Alfred Newman o Dimitri Tiomkin), en uno de los pioneros de la composición de aquellos inicios del cine sonoro de los grandes estudios estadounidenses.
Lamentablemente, esto lo llevaría a una dura confrontación con su padre, el reputado crítico musical Julius Korngold, quien consideraba que la incursión de su hijo en la música cinematográfica lo alejaba de sus grandes objetivos en la “música seria”.
Esta dura presión a la que lo somete su exigente padre, que ve como la genialidad de su hijo se está infrautilizando en pos de acompañar a este nuevo pero “menor” género artístico, es lo que condiciona a nuestro autor. Quien se verá lastrado a la hora de dedicarse con total determinación a la composición cinematográfica y, aunque da muestras de sus grandes dotes para este género, logrando en dos ocasiones el Oscar a mejor banda sonora, no remitirá en su esfuerzo por triunfar en la deseada “música seria” de su amado padre.

El gran culpable de la arribada al cine de Korngold no es otro que, el también austrohúngaro, el escenógrafo Max Reinhardt. Artista judío que, huyendo del creciente antisemitismo provocado por el avance del nazismo en su país, emigrará a los Estados Unidos para continuar con su carrera, arrastrando en su nueva etapa a nuestro compositor, al cual ofrece la tarea de realizar la banda sonora de su primer y único film en su país de acogida: “El sueño de una noche de verano” (1935). Para este proyecto, Korngold se encargará de adaptar la composición homónima de Mendelsshon. Tarea que realizará sin salir de su país de origen, desplazándose sólo las ocasiones necesarias para concretar los detalles de los arreglos del film.
No es hasta 1938, cuando las condiciones en Centroeuropa obligan a Korngold a abandonar su nación y asentarse en los Estados Unidos para poder continuar con su trabajo, pero de esto hablaremos con más detalle más adelante.

Pues pasemos ahora a desarrollar su obra para el Séptimo Arte. Magistral trabajo que será tomado como referente por la leyenda viva de la música cinematográfica, John Williams, autor que lo rescata del sueño de los justos cuando compone la genial melodía de “Star Wars” en 1977. En lo que es un claro y merecido homenaje al genio que puso melodía a la banda sonora de su infancia.

Vuelvo a resaltar, que es de lamentar el lastre ejercido por la influencia paterna, ya que condicionaría en exceso la producción de nuestro autor para el cine, quien a diferencia de los otros grandes coetáneos se labrarían una prolija carrera. Mientras tanto, Korngold, tan sólo nos deja con poco menos de una veintena de bandas sonoras originales, más algunas adaptaciones de grandes clásicos.
Así, entre las no originales, tenemos, además de la ya mencionada de Mendelsshon (“El sueño de una noche de verano”), otras como la de su última colaboración para el cine, el film de W. Dieterle: “Magic Fire” (1956), en la que adapta obras de Wagner.

Pero no nos demoremos más y pasemos a tratar sus creaciones para esos filmes sonoros de mediados del siglo XX, películas en las que Korngold destaca con las características fanfarrias que lo hicieron célebre, melodías que sirvieron de  acompañamiento a aquellas espectaculares cintas de aventuras de capa y espada, y donde, un galán de turno, Errol Flynn, nos daba muestras de sus grandes dotes para la esgrima.
Así, en 1935, lo vimos componiendo su primera banda sonora original para otro austrohúngaro emigrado, el reputado director, Michael Curtiz. Donde, en una de sus películas de aventuras navales, “Capitán Blood”, nos encontramos con el gallardo Errol Flynn endulzando la acepción “Pirata”.
Y, acompañando al joven justiciero, tenemos a un entusiasta Korngold quien, en su primer trabajo original para el cine, nos deja con esta gran composición cargada de romanticismo y épica.

No tendremos que esperar mucho para escuchar su siguiente gran trabajo “Caballero Adverse” (1936). De nuevo a las órdenes de Michael Curtiz y, aunque en esta ocasión cambiamos de galán, figura que recae en la persona del actor Fredric March, no ocurre lo mismo con la bella protagonista, que vuelve a ser la hermosa Olivia de Havilland.
Y Korngold, manteniéndose fiel al sinfonismo clásico, logra crear una brillante partitura de corte romántico, a la que añade la fuerza necesaria para aquellos momentos en los que la aventura lo requiere. Intensa y bella obra por la que lograría la primera de sus dos estatuillas del caballero de la espada (Oscar).

Y así con un Oscar en sus vitrinas y un padre contrariado, continua en la labor de componer para el cine en una Europa cada día más inestable. Saliendo de su mano nuevas melodías para otras obras de mayor o menor éxito, como el musical “Give Us This Night” (Alexander Hall, 1936), el drama de temática religiosa “Los verdes prados” (William Keighley y Marc Connelly, 1936) o dos filmes que, al contar con el galán Errol Flynn, obtendrían mejores resultados. Por un lado, el controvertido triángulo amoroso de “Otro amanecer” (1937) donde vuelve a trabajar con un viejo conocido, William Dieterle. Y sobre todo, la archiconocida primera versión cinematográfica de “Príncipe y mendigo” (William Keighley, 1937), en la que Korngold nos deja el bello tema romántico “Flirtation”.

Es en 1938 cuando, enfrascado en un nuevo proyecto de Michael Curtiz, decide ir a los Estados Unidos a ultimar detalles. Pero es durante esa improvisada estancia, cuando la situación en Europa se hace insostenible para él y decide quedarse en el Nuevo Continente.
El film en cuestión es la célebre película de Curtiz, que en esta ocasión trabaja junto a otro conocido director, William Keighley, sobre las aventuras del singular y bienhechor arquero del bosque de Sherwood, “Robin de los bosques”. Y donde, una vez más,  podremos disfrutar de la recurrente pareja protagonista formada por Flynn/Havilland.
Si el film es un clásico de aventuras, no lo es menos el trabajo de nuestro autor, quien compone una espectacular partitura en la que combina fantásticos temas de acción con otros alegres y jocosos para aquellas escenas en las que el sarcástico Robin se mofa del usurpador Juan sin tierra y sus acólitos, así como otros de corte romántico o regios para esos momentos en la que la situación lo reclama. Dando en conjunto una disfrutable película y una deliciosa banda sonora por la que volvería a alzarse con el caballero del mandoble.

Un año más tarde vuelve a ser nominado para el Oscar por el nuevo trabajo de Michael Curtiz: “La vida privada de Elizabeth y Essex” (1939). Película que narra el romance entre un joven Conde de Essex (Errol Flynn) y una madura Isabel I (Bette Davis) -aquella contra la que se estrelló la “Invencible” Armada de Felipe II-. Una vez más, Korngold tira de todo su arsenal de fanfarrias y del consabido estilo posromántico para crear una intensa banda sonora que, aunque no le sirviera para alzarse con la deseada estatuilla, sí consiguió dejar una profunda huella.

Y llegamos a 1940, año en la que compone el fantástico acompañamiento musical del film de aventuras: “El halcón del mar”, en él volvemos a encontrarnos con viejos conocidos. En la dirección tenemos a Michael Curtiz, en el papel protagonista a Errol Flynn y a la batuta a Erich Wolfang Korngold.
La película en sí es una nueva obra de aventuras navales, donde un intrépido corsario con patente de la Corona Británica (Errol Flynn), se las tendrá que ver con las autoridades de la Corona Española por su pertinaz dedicación en atacar y saquear en nombre de la regia Isabel I -sí, la misma de antes-, a todo barco o asentamiento en el que ondease la bandera de los Austrias.
Y, aunque los españoles no salgamos muy bien parados en el film, la película es un espectacular relato de aventuras, con el que Korngold, aunque sólo le sirviera para conseguir la nominación al Oscar,  firma uno de sus mejores trabajos.
Obra de una épica memorable, con un poderoso inicio de fanfarrias, en la que podemos disfrutar de ese estilo Korngold que dejaría huella en posteriores autores como es el caso del gran maestro, John Williams.

Con un tono mucho más lúgubre, realiza la destacable composición del film de Michael Curtiz: “El lobo de mar” (1941). En ella, veremos como el tirano capitán de barco (Edward G. Robinson), se las hace pasar canutas a los tres personajes que por distintas causas terminan cayendo en las garras del duro patrón.
Lejos de las vivaces aventuras de los acrobáticos protagonistas de las anteriores películas, en esta se cuece un duro y violento drama en el que nuestro autor compone con resuelta maestría. Solo que en esta ocasión se aleja de su tradicional estilo de emotivo romanticismo para crear una obra de gran belleza y dureza. Intensa banda sonora con la que acompaña magistralmente la dura existencia de nuestros sometidos protagonistas y con la que realza la cruel personalidad del patrón de la nave.


En 1942 compone para el drama “Kings Row” (Sam Wood). Film en el que podemos apreciar las dotes interpretativas del que fuera posteriormente presidente de los EEUU, Ronald Reagan. Curiosamente, aunque el film se trate de un drama, Korngold, como podemos observar, compone una gran partitura de corte épico-romántico en la que más de uno puede vislumbrar cierta similitud con un tema bastante conocido. Para aquel que no haya encontrado el parecido, y como en el basto mundo de internet podemos encontrar de todo, aquí dejo un vídeo en el que nos lo ponen más fácil: “Parecidos” -Increíble, pero cierto-. Aunque he de reconocer, que el alumno supera al maestro.

En 1943, en plena guerra mundial y desmembración de Europa, obtenía la ciudadanía estadounidense.
Con su recién estrenada nueva nacionalidad, sigue en su labor de componer bandas sonoras para el Séptimo Arte. Así lo podemos escuchar en cintas como: “La ninfa constante” (Edmund Goulding, 1943) o un año más tarde la romántica y muy cinematográfica melodía de “Entre dos mundos” (Edward A. Blatt, 1944).

1945 parece ser un punto de inflexión en la vida de Korngold, que parece estar condicionada por varios sucesos, ya que a la finalización del conflicto bélico de la Segunda Guerra Mundial y el comienzo de recomposición europea. Hay que sumarle el fallecimiento de su padre, quien, como ya sabemos, siempre le había reprochado su dedicación a la música cinematográfica. Y algo tan importante como su creciente desencuentro con la Warner, que insiste en obligarle a componer sólo melodías para melodramas de dudosa calidad. Y si bien Korngold mantiene un buen nivel en sus composiciones, los filmes a los que acompaña no logran pasar de ser más que meros dramas románticos para contentar a cierta parte de la audiencia.
Estos tres factores hacen que nuestro autor se replantee el retorno a la composición clásica, y aunque mantiene su actividad en el cine hasta 1947, año en el que realiza su última composición original para el melodrama de la Warner: “Nunca huyas de mí” (Peter Godfrey). Film en el que una estrella cada vez más decadente, Errol Flynn, interpreta el papel protagonista masculino, franqueado en esta ocasión por los partenaires femeninos Ida Lupino y Eleanor Parker –esta vez no sería Olivia de Havilland-. Y obra en la que un desilusionado Korngold, vuelve a tirar de toda su habilidad como compositor de temas románticos.

Pero, realmente, es en 1955 cuando nuestro autor cierra definitivamente su relación con el Séptimo Arte. Ya que un viejo conocido, el director alemán William Dieterle lo reclama para que realice el biopic sobre wagner: “Fuego mágico”. En él no sólo adapta la obra del germano, sino que además de componer un tema original, realizará un cameo interpretando al director de orquesta austrohúngaro Hans Richter.

Dos años más tarde y sin haber logrado el prestigio deseado por su padre en la “música seria”, fallecía en Hollywood a los sesenta años de edad.

Es todo por hoy, espero que haya sido de vuestro agrado.


Un saludo.

4 comentarios:

  1. Bueno, bueno, bueno.

    Confieso que mi desconocimiento del tema de BSO me hace pensar que conocer la obra, incluso la persona, del señor Korngold es algo reservado para expertos, investigadores o sumergidos en el tema.

    Pero me alegra mucho saber quién es el músico de obras especialmente queridas por mí como son las de aventuras marinas. Y este señor tiene un buen repertorio en ellas, en compañía del carismático Errol Flynn, el terror de las mujeres de la época. Capitán Blood es, sin duda alguna, una de mis películas favoritas.

    Aparte de ello, mira a ver qué pasa con el enlace al video de "El lobo de mar", no lo puedo ver, no funciona. Quizás te convenga poner otro enlace diferente.

    Gracias por compartir estos artículos. Un abrazo ... y sigo con los british.

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  2. Muy buenas, amigo Romero Landa.

    Es cierto que la obra de Korngold es bastante más desconocida que la de los otros padres de la música cinematográfica, ya que a diferencia de los otros grandes clásicos como Steiner, Newman, Tiomkin o Herrmann, la escasa representatividad del trabajo de Korngold en el cine y su pronta desaparición hace que cayera rápidamente en el olvido. Afortunadamente, el buen hacer de compositores como Williams y el lanzamiento de algunas re-ediciones de sus grandes éxitos en los años setenta, volvieron a dar el lugar que le correspondía a este gran autor.
    Es cierto que, acostumbrados a la nueva música de cine, estos temas del tardoromanticismo pueden sonar algo añejos, pero cuando hablamos de la épica de Korngold, esta, no tiene parangón. Y usted que tiene a "Capitán Blood" entre sus películas favoritas, sabe a qué me refiero.

    Perdón por el fallo en el enlace, espero haber resuelto el error, pero este es el inconveniente con los derechos de autor, que no puede usarse ni teniendo un sentido no comercial y pedagógico.

    No sé porqué, pero sabía que las películas de este artículo las conocería, aunque los héroes fueran british y los malvados compatriotas nuestros, jajajaja.

    Mucha suerte con su artículo.

    Un abrazo.

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  3. jejejejeje, bueno ... no todas las conozco, pero desde luego sí conozco "Capitán Blood", "Robin de los bosques" (el Robin de siempre), "La vida privada de Elizabeth y Essex", "El halcón del mar", "El lobo del mar" y "Entre dos mundos".

    Pero si me permites alguna recomendación por mi parte para alguno de los lectores de este blog en cuanto a las películas citadas, déjame que señale "Capìtán Blood", maravillosa película de aventuras (resignémonos y luego olvidemos lo del british que asalta y roba un barco, cómo no, español), con un encantado Errol Flynn. Una película que ya en mi niñez podíamos ver en aquellas primeras televisiones a blanco y negro que no todas las casas tenían. Una película rodada en 1935 con todo ese aire hollywoodiense, fascinante, añejo, entrañable y cautivador de las buenas películas de aventuras del cine clásico.

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  4. Buenoooo, y seguramente se le ha olvidado mencionar "Príncipe y mendigo".

    ¡Claro que se lo permito! ¡Faltaría más! Puede usted recomendar todas las películas que le plazcan y si encima van en relación con el autor tratado... ¡¿Qué quiere que le diga?!

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